Cuando yo tenía 18 años, vine a este país para vivir con mi hermano mayor, quien había llegado 6 meses antes. Yo quería estudiar y trabajar. Mis sueños eran ser secretaria, o incluso abogada, hablar ingles, y ser una persona bien vestida, de buen ver.
Yo deseaba lograr tener en México una casa grande y bonita para mi y mi familia. Y también quería ver cómo era realmente este país, si era tan bonito como se veía en fotos.
No quería casarme porque no quería tener muchos hijos y pensaba que cuando uno se casaba tenías que tener muchos hijos. Mi propia madre tuvo 10 hijos y debido a que ella y mi padre tenían que trabajar todo el tiempo para mantenernos, ella me puso a cuidar de mis hermanitos y nunca tuve la atención de ella que yo quería.
Yo sólo quería tener uno pues deseaba ser paciente y ser una madre comprensiva y dedicarle tiempo a mi hijo, y eso es mucho más fácil con uno sólo.
Compartiendo Mi Vida
Yo trabajé en una factoría de ropa cortando tela, doblando y empacando. A veces me iba sola con mis amigas, no me preocupaba de nada. Sólo tenia en mente que mis papas y hermanos estuvieran bien de salud, yo tenía que trabajar para mandarles dinero a mis padres.
Conocí a mi esposo porque él visitaba a sus primos que vivían en el apartamento con mi hermano y conmigo. Los visitaba los sábados, y ellos se iban a fiestas, o a comer o a bailar. Mi esposo y yo nos conocimos en el transcurso de dos años.
Después decidimos vivir juntos, y a los tres años de vivir juntos tuvimos a mi hija Brenda. Aunque yo había dicho que nunca me casaría, ese año decidimos casarnos por lo civil y después, a los 5 años me casé por la iglesia.
Me casé porque conocí a mi esposo y él es un buen hombre. Después que lo conocí, me di cuenta que él era algo especial. Cuando tú amas a alguien, las cosas cambian, incluyendo la forma en que piensas. Comencé a darme cuenta que vivir sola no era lo que yo quería. Cuando comparto mi vida con alguien más, me siento mejor que cuando estuve sola.
‘Lo Puedes Hacer’
Mi esposo y yo los dos vivimos separados de nuestros padres durante la niñez pues ellos tenían que trabajar en la ciudad, y nos dejaron en el campo con nuestros abuelos. Ahora que somos padres, es muy importante para nosotros vivir juntos con nuestros hijos y que tengamos una relación cariñosa con ellos.
Mi esposo es muy atento conmigo y con mis tres hijos. Yo tenía miedo de tener un segundo y tercer hijo. Pero mi esposo y yo tenemos una buena comunicación. Y eso me ayuda a mí a ser una buena madre para ellos tres.
El me llama dos o tres veces al día para saber como los niños están y cómo ellos se están comportando. Nosotros hablamos de cómo resolver los problemas en casa y él es un hombre que piensa y se preocupa por nosotros.
Si Brenda se porta bien, nosotros hablamos de darle alguna recompensa por lo que ella hizo, — por ejemplo, si ella hizo la tarea sin llorar, sin enojarse. También nosotros tratamos de apoyarla y su padre le dice: Eres una niña inteligente. Tu lo puedes hacer, si tu quieres se puede.
Momentos Difíciles
Hay momentos en que tengo conflictos con mis hijos y que pierdo la paciencia. Un día le dije a mi hija “haz tu tarea”
Ella me dijo: “No lo voy a hacer.”
“OK, Brenda, no la hagas, pero te voy a quitar los juguetes que más te gustan.”
Ella empezó a llorar. Estuvo llorando por mucho tiempo, como 30 minutes. Yo ya estaba enojada, porque le hablaba y ella no quería escuchar. Ella seguía llorando y yo le grité, “¡Te callas o te tiro los juguete preferido a la basura!” Ella me contestó, “No mamá, por favor, no lo tires. Ya me voy a calmar.”
Ella se fue calmando, mientras yo le iba hablando y haciéndole entender que lo que ella estaba haciendo no estaba bien. Le dije, “Con llorar no ganas nada, sólo sacar fuera tu coraje, pero eso no resuelve nada. Tienes que escuchar lo que yo digo.
Tratando de Tener Paciencia
Cuando Brenda se enoja o hace berrinches yo le platico a mi esposo y él habla con ella que eso no está bien, que traté de portarse bien, que si ella quiere que estemos contentos, entonces que no me haga enojar.
Como madre, he tratado de cambiar para desarrollar más paciencia. Es difícil. Ya no me molesto tanto como solía suceder antes. A veces no sé de donde salen tantas fuerzas para salir adelante.
Cuando veo a Brenda dormida, me pongo a pensar cuanto amor yo tengo por ella. En ese momento, me siento mucho más cariñosa y paciente. Me duele tener que regañarla pero en ocasiones, es necesario.
Jugando y Bailando
Ahora Diego ha llegado a la edad de hacer berrinches y responder. A Diego le tratamos de explicar que los berrinches no son buenos. Cuando él llora por cualquier razón le hablamos y le explicamos que no llore o se enoje, pues no resolverá nada. Aunque él es pequeño ya entiende bastante.
Yo quiero llegar a tener más paciencia más comprensión, yo creo que lo estoy logrando con mucho trabajo. Es difícil, pero a veces juego con ellos, bailo, veo películas, les canto, los abrazo. Aunque mi hija se aleja de mí un poco pues resiente que yo debo de cuidar del más pequeño
A mi, me es más fácil seguir positiva pues mi esposo está involucrado en nuestra vida familiar. Mi esposo me ayuda a cuidarlo los niños cuando yo voy de compras, él se queda con ellos, no me preocupo de nada porque él les da de comer y les cambia los pañales.
Como papá, él es muy cariñoso y tranquilo. El juega con ellos y los cuida mucho.
A veces tampoco tiene paciencia. El les habla fuerte para decirles tranquilícense. Por ejemplo, si ellos pelean a cada uno le habla de forma diferente.
Nos Damos Apoyo
Yo hablo con mi esposo de mis pensamientos como madre, y le digo que es un poco difícil pero estoy feliz, porque los tengo conmigo. Yo tengo la confianza de hablar con él sobre mis hijos porque él siempre está preguntando sobre ellos. El me dice que soy para él una buena persona y que estoy logrando tener paciencia en educar a nuestros hijos.
Yo también le hablo de sus habilidades, y le recuerdo que es un buen padre. El no tiene mucha paciencia tampoco, pero yo le he hablado de tener paciencia con los niños y lo está haciendo.
Cuando nos ponemos a platicar yo le digo, “Si nosotros no tenemos paciencia con nuestros propios hijos nadie la va a tener con ellos. Cuando me doy cuenta que está mejorando, por ejemplo, cuando él habla de forma bonita con Brenda, yo le digo eso que tu hiciste esta muy bien.
Tiempo Para Cuentos
Me gusta cuando mi esposo juega con los niños, cuando a Brenda le cuenta cuentos. Bueno, más bien le contaba más cuando era pequeña porque ahora a veces él lee libros con ella.
Me gusta escuchar cuando le cuenta el cuento de la Caperucita roja. El le dice: Había una vez una niña que le decían Caperucita Roja (pero el le pone el nombre de Brenda.) Una vez la niña iba a visitar a su abuelita, pero el lobo escuchó, entonces el lobo se fue muy rápido y llegó a la casa de la abuelita y tocó la puerta. Le dijo adelante hijita y el lobo saltó sobre la abuelita y se la comió…
Al final, cuando la Caperucita Roja llega a la casa y el lobo disfrazado de abuelita dice adelante hijita, y le pregunto, “Abuelita, porque tienes esa boca tan grande,” “para comerte mejor,” entonces mi esposo la abraza como si fuese a comérsela y ella grita. Y es porque la gusta mucho.
Una Familia Fuerte
Todavía tengo la esperanza de hacer muchas cosas como por ejemplo estudiar inglés y trabajar. Yo quiero lograr algunas cosas primero: educar a mis hijos, y a mi misma, tener más tiempo para mi, descansar un poco, y si toda esta bien en la familia, después trabajar.
Sobre todo, espero que mis hijos tengan una buena comunicación con nosotros. Que tengan confianza. Que ellos estudien. Hasta donde ellos puedan y se pueda, ayudarles.